lunes, 20 de julio de 2009

DEFINIR

DEFINIR
Por: Israel Sánchez Zamora

Definir significa según el diccionario: fijar con precisión el significado de una palabra o la naturaleza de una cosa. Determinar, resolver una duda. Precisar: definir su opinión.

A lo largo de la vida, podemos aspirar o desear muchas cosas; podemos decir que amamos u odiamos a alguien; que vamos tras cual o tal meta.

Pero todo esto es vano si no definimos primeramente nuestros objetivos, si no nos definimos como personas, si no definimos nuestros sentimientos hacia los demás sobre todo hacia las personas que amamos.

Si no hacemos esto nuestra vida se vuelve una eterna incertidumbre, un ir hacia donde nos lleven los vientos o nuestros estados de ánimo. Es verdad que la vida no es un camino recto y que en mucha ocasiones nuestras aspiraciones por más claras y precisas que las tengamos no se van a poder realizar, pero es más fácil luchar por aquello que se tiene claro que por algo que no se sabe bien a bien si se quiere o no.

La certidumbre de saber ¿a donde se quiere llegar?, ¿que se pretende lograr?, ¿que se siente por los demás?, te da una claridad y una fuerza que hacen que muchos obstáculos y temores se disipen; que la opinión de los demás buena o mala no importe, porque se tiene un objetivo claro y un sentimiento definido.

Por lo tanto es importante tener el valor de precisar que es lo que queremos en la vida e ir tras de ello con toda nuestra fuerza y voluntad; es preferible fracasar haciendo e intentando lo que nosotros queremos, a vivir haciendo y logrando únicamente lo que quieren los demás.

Por lo tanto debemos decidir ¿qué es lo que deseamos como profesionistas?, ¿cuáles son nuestras aspiraciones materiales, morales y espirituales?, ¿cuál es la clase de amigos que queremos?, ¿a quién queremos como pareja?, ¿si realmente la amamos con todo nuestro ser, o por qué estamos con ella?, ¿si vale la pena o no unir nuestra vida con tal o cual persona, a tal o cual proyecto?.

Y una vez decidido esto, tener el suficiente coraje y valor de ir por lo que queremos, y si nos percatamos de que determinada situación, proyecto o persona no corresponde realmente a nuestro objetivo de vida; que no nos va a enriquecer y hacer crecer como personas, que no nos va a ayudar a mejorar, tener la fuerza de hacerlo a un lado.

Todo hombre debe decidir una vez en su vida, si se lanza a triunfar arriesgándolo todo, o se sienta en su balcón tranquilamente a contemplar el desfile de los triunfadores.

Esto es a final de cuentas reflejo del grado de amor y respeto propio que nos tengamos; si somos tan capaces y osados como para ir tras nuestros sueños aunque parezcan imposibles y ser fieles a nuestro ideal cualquiera que sea.

Como escribió el presidente Kennedy en su libro “Perfiles de Coraje”...”No fue por que amaran al pueblo más que así mismos, fue precisamente por que se amaban así mismos; por que la necesidad de cada uno de ellos de mantener su propio respeto para consigo mismo era más importante que su popularidad con los demás, por que su deseo de adquirir o mantener una reputación de integridad y coraje fue más fuerte que su deseo de mantener sus cargos; por que su conciencia, su norma ética personal, su integridad o moralidad era más fuerte que las presiones de la pública condenación; por la fe en que su postura era la mejor.”

“Estos problemas ni siquiera concierne solamente a la política, por que la misma básica elección entre la valentía o la sumisión nos enfrenta continuamente, ya sea que temamos la cólera de nuestro electorado, de nuestros amigos, de una junta de directores o de nuestro gremio (agregaría que cuando queramos o amemos a alguien), cuando quiera que nos mantengamos en contra de la opinión pública en cuestiones muy debatidas”...”Un hombre hace lo que debe – pese a las consecuencias personales, pese a los obstáculos, a los peligros y a las presiones – y esta es la base de toda moral humana”, Fin de cita.

Definirnos y tomar decisiones en la vida nos da el equilibrio personal que buscamos, ya que dejamos con ello de ser veletas a la deriva dependientes de las circunstancias, de ser títeres de los deseos y opiniones de los demás, y tomamos con ello el mando y control de nuestra vida volviéndonos responsables de la misma.

Finalmente de eso se trata la vida.

Es cuanto.

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